El Østre Gasværk ha sido un lugar lleno de energía desde su construcción. Cuando el arquitecto danés Martin Nyrop completó la fábrica de gas al noreste del centro de la ciudad en 1883, probablemente no se imaginó que la razón para ello se remontaría algún día a ciertos compuestos moleculares. Pero unos cien años más tarde, en los años setenta, surgió un proyecto para convertir el polígono industrial en un punto neurálgico de la cultura. Desde entonces, el edificio monolítico ha sido escenario de obras de teatro, espectáculos de danza, desfiles de moda y musicales.
La sala de teatro fue dotada de una nueva cúpula para modernizar el edificio, ahora protegido, y para garantizar que cumpliera con las exigencias actuales de la tecnología de producción. Sobre 16 columnas verticales se colocó una estructura de acero con cerchas curvadas en el techo. Alberga todas las instalaciones técnicas para el equipo de luz y sonido y la escenografía.